Mis besos te desean.
Sin tartamudear, se pronuncian
delante de las luces de aquél faról
ante el último espectáculo.
Mis besos se traducen en ternura,
mientras te controlas con mágia negra,
volviendolos delicados pero perversos.
Me haces perder el sentido
encadenando mis ideas.
Mis besos con los tuyos
se tornan rojo sangre
igualando el color de mi naríz.
Para ti solo son un chiste más y
te hacen reir sin parar.
Tus besos me obligan a callar y
se convierten en mi sentencia,
me elevan a lo más alto y no
me queda de otra
que declararme adicto.
Tus besos son tan silenciosos
que solo dejan escuchar
los aplausos que celebran mi condena.
Ellos no ceden a revelar el anigma
el culpable de mi terrible ansiedad,
se llevan mi alma y tan errantes y prohibidos
se niegan a revelar lo prohibido.
Tus besos, tan poco piadosos
no saben de compasión,
se vuelven problemáticos y
evocan a la traición por conocer
el punto débil de los mios,
produciendo dolor,
algo que me gusta.
Mis besos perdonan a los tuyos,
son creados por mí para descifrar
la esencia de tu boca.
Tratando de hacer el mejor trabajo
aunque solo consiguen ser despedidos.
Tus besos me recuerdan a Judas,
me invitan a cambiar lo ingenuo
por lo absurdo y aún así,
eso me gusta.
Tus besos tienen precio,día
y hora de expiración y los disfrazas
con el viento que dispersa el polen
en el rosal y los dejas perfumados
con el aroma de una agonía piadosa.
Tus besos me muestran el camino
a la perdición y sin equilibrio desvarían
sobre la cuerda floja.
Se visten de mentira y regalas sin aceptar
que no eres Nicolás.
Tus besos son solo cuestión de tiempo
para volver a caer, y eso, me gusta.
