miércoles, 17 de agosto de 2011

Momento



Tengo la convicción de que existes y entre tus manos y mis manos hay diez centímetros de ausencia.
Tengo la incertidumbre de hallarte, radiante y poco efímero. Como el hombre que mira al techo y se resume en un; - estoy jodido! aunque sobren estrellas a su alrededor y pierdan la asquerosa puntualidad de alinearse con el cosmo, salta por la ventana, valiente y ahórrate las palabras que declaran la guerra o la presunta revolución entre los molares caninos e incisivos.

Tengo la sensación de que a lo lejos te envuelves entre el humo del cigarrillo dentro del agua como el silencio envuelve al mar. Conservando la figura mañanera de un despertar pasajero que no se acerca a ningún horizonte por miedo, recreando cántaros que simulan su fuerza en dos gotas.

Privilegiado de nombrarte el naufrago de tu propia orilla, con un tatuaje vivo que no se borra de ti, aquel que no pide varias lunas conformándose solo con el breve momento de tu intimidante compañía.

Arrinconado entre la fuerza del querer y no poder, el valor se disfrazó de contemplación y tomó la siesta entre el tiempo que brindaban tus ojos al parpadear, hospitalidad que se festeja, momentos claros que no se definen, puntos cardinales que le dan vida a aquellos barcos de papel que no van a ningún lado.
Por ello: - Despierta! el momento terminó...